Mi primera casa, sí, sí, tal cual, los dueños apostaron por mí hace ahora 16 años y no me digáis que no está preciosa. He visto crecer a esta casa y a esta familia y ha sido un auténtico lujo trabajar para ellos, pero, sobre todo, disfrutar de su amistad. ¡No me digáis que esto no es una magnífica y rentabilísima inversión!